El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, insistió hoy en que Rusia planea invadir a Ucrania «en los próximos días», más allá de que Moscú lo desmintió en reiteradas ocasiones.
En declaraciones en la Casa Blanca, el mandatario reiteró: «No vemos señales de la retirada de tropas de la frontera de Ucrania anunciada por Rusia».
«Tenemos razones para creer que Rusia trama simular una acción militar ucraniana para tener una excusa e invadir el país», agregó.
Y continuó: «Todos los indicios que tenemos es que están preparados para entrar en Ucrania, atacar a Ucrania», aseveró.
En el mismo sentido se pronunció previamente el secretario de las Fuerzas Armadas británicas, James Heappey.
«La invasión de Rusia a Ucrania es casi inevitable y muy inminente. Podría suceder hoy, mañana, el próximo miércoles, o dentro de dos semanas», remarcó.
«Pero el hecho es que es muy, muy inminente e inevitable. Es por eso por lo que la diplomacia debe continuar a toda velocidad», añadió.
Y alertó: «Estamos en el umbral de una gran guerra en Europa en la que podrían morir decenas de miles de personas».
Heappey señaló que las tropas rusas se estaban moviendo a posiciones de ataque hacia las fronteras de Ucrania, a pesar de las afirmaciones de Moscú de que las fuerzas se estaban retirando.
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«Todo esto se trata de una campaña de desinformación. Hay que estar atentos. Si bien se han visto aparentes imágenes de tropas rusas alejándose de la frontera, nosotros tenemos conocimiento de que Rusia continúa desplegando miles de soldados más en la región y construyendo puentes a través de los ríos que podrían usarse como parte de una incursión militar en Ucrania», denunció.
«Es preocupante lo que hemos visto en las últimas 48 horas, no es el retroceso que se ha anunciado en Moscú», concluyó.
En este contexto de declaraciones y acusaciones, Rusia expulsó hoy a Bart Gorman, el número dos de la embajada de Estados Unidos en Moscú, informó un vocero de la misión diplomática.
El Departamento de Estado estadounidense confirmó la noticia de la expulsión de Gorman, que calificó de infundada, a medios occidentales.
El vocero de la embajada estadounidense Jason Rebholz explicó que Gorman es la segunda mayor autoridad de la delegación diplomática y que tenía una visa por tiempo indefinido.
Tensión entre Ucrania y milicias apoyadas por Rusia
Las tensiones escalaron hoy en la zona del este ucraniano donde el Ejército combate a separatistas ruso-parlantes apoyados por Rusia, justo el día en que el máximo órgano de la ONU evalúa la aplicación de acuerdos de distensión que Ucrania no cumple por completo.
Moscú reclama que se presione a Kiev para que implemente acuerdos de 2015, mediados por Alemania y Francia, para pacificar la zona del conflicto con las milicias.
Más de 14.000 personas murieron en combates entre el Ejército ucraniano y las milicias, que controlan dos provincias en esa región de Ucrania conocida como Donbass, que limita con el oeste de Rusia y donde el uso del idioma ruso es mayoritario.
Las milicias se alzaron en armas en rechazo al derrocamiento del anterior Gobierno ucraniano por una ola de protestas en 2014 y su reemplazo por el actual, que es nacionalista y antirruso.
Las milicias de la provincia de Lugansk denunciaron hoy un incremento de los bombardeos ucranianos a través de la línea de separación y aseveraron que se trató de una «provocación a gran escala».
Ucrania negó la información, al decir que fueron los separatistas los que bombardearon a sus fuerzas, y que éstas no respondieron.
La comandancia general del Ejército ucraniano indicó que los proyectiles lanzados alcanzaron un jardín de infantes en Stanytsia Luhanska, hirieron a dos civiles y dejaron sin luz a media localidad.
Una misión de observación de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa tenía previsto emitir hoy un informe sobre la situación en Donbass.
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Occidente sostiene que Rusia podría usar un agravamiento de la situación en el este de Ucrania como pretexto para cruzar la frontera, aunque no había señales por el momento de que los combates sean más intensos de lo habitual.
Rusia, por su parte, señaló que Ucrania, alentada por la OTAN, podría querer lanzar un ataque para retomar esas zonas, algo que Kiev niega.
Ambas partes redoblaron hoy su propia narrativa antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúna a evaluar el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk, firmados por Ucrania y Rusia en 2015 en esa ciudad, capital de Bielorrusia.
«Hemos visto las informaciones sobre los bombarderos, y es algo realmente preocupante. Hemos dicho ya que los rusos podrían hacer algo como esto para justificar un conflicto militar», enfatizó el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
En Moscú, en cambio, el canciller ruso, Serguei Lavrov, denunció: De todo lo acordado con Rusia, Occidente solo aplica el principio de que Ucrania es libre de aliarse con quien quiere y de ingresar a la OTAN. Pero se aleja del resto de los compromisos», subrayó.
«Semejante actitud deshonesta se observa en su enfoque hacia los Acuerdos de Minsk», agregó, tras reunirse con su homólogo italiano, Luigi Di Maio.
Dmitry Peskov, el vocero del presidente Vladimir Putin, manifestó que los informes de las milicias del este de Ucrania sobre los ataques del Ejército eran «alarmantes».
«Esperamos que nuestros oponentes de las capitales occidentales, de Estados Unidos y la OTAN usen su influencia para evitar que las autoridades de Kiev incrementen la tensión en la zona», remarcó.
Los acuerdos de Minsk lograron poner fin a los combates a gran escala, pero los esfuerzos para alcanzar un entendimiento político definitivo están estancados y las escaramuzas son cotidianas.
En virtud de los acuerdos, Rusia reconoció que Lugansk y Donetsk, la otra provincia controlada por las milicias, son parte de Ucrania, y rechazaron solicitudes de ambas de incorporarse a Rusia.
Ucrania, por su parte, se comprometió a darle autonomía a ambas provincias y a amnistiar a los separatistas, pero no lo cumplió pese a las exhortaciones, sobre todo de Francia.
¿Rusia retiró sus tropas?
Rusia anunció ayer que retirará más tropas de la frontera con Ucrania, pero tanto la OTAN como Estados Unidos insistieron en que no vieron señales de esa reducción y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reiteró que su país resistirá cualquier eventual invasión.
El Ministerio de Defensa ruso publicó un video que muestra un tren lleno de vehículos blindados moviéndose a través de un puente que se aleja de Crimea, la península ucraniana situada en el Mar Negro, que Rusia anexó en 2014.
La cartera había informado el martes el inicio de un retiro de tropas tras concluir una serie de ejercicios militares cerca de Ucrania.
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Pero horas después, el canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, y Biden constataron que por el momento la presencia militar de Rusia cerca de Ucrania no se había reducido significativamente.
También Bielorrusia afirmó que todos los soldados rusos desplegados en su territorio en el marco de unas maniobras abandonarán el país el domingo, en cuanto terminen los ejercicios.
Sin embargo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, enfrió cualquier expectativa en ese sentido al señalar que la organización no ve ninguna señal de que Moscú estuviera disminuyendo sus niveles de tropas en Ucrania y sus alrededores.
«No hemos constatado ninguna desescalada en el terreno por ahora; al contrario, parece que Rusia sigue reforzando su presencia militar», declaró Stoltenberg, tras una reunión de los titulares de Defensa de la OTAN en Bruselas.
En consecuencia, el político noruego anunció que la alianza transatlántica reforzará sus defensas en el este de Europa con más despliegues en sus países miembros fronterizos con Ucrania.
Rusia concentró a fines del año pasado alrededor de 150.000 soldados -según estimaciones estadounidenses- al este, norte y sur de Ucrania, que provocaron llamados de Washington y la OTAN a retirarlos por temor a una invasión rusa a su vecino.
El Kremlin negó esas acusaciones, denunció actividades hostiles de la OTAN cerca de su territorio y reclamó garantías para que no siga expandiéndose hacia sus fronteras, a la vez que les exigió un repliegue militar a las posiciones de 1997, antes de sus sucesivas ampliaciones en Europa del Este.
Esas peticiones fueron rechazadas a fines de enero por Estados Unidos, que sin embargo dejó la puerta abierta para discutir otros temas, como el despliegue de misiles o los límites recíprocos de las maniobras militares.